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El Blanco me apesta. El aroma corporativo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011



















Si fuera andando por Gran Vía con los ojos vendados podría saber a qué altura de la calle estoy sólo por los olores de la calle.

Las marcas ahora han decidido incorporar un nuevo elemento sensitivo a su entidad corporativa. Ya no basta tener una canción para su anuncio, o unas imágenes que identifiquen su marca. Ahora las marcas apuestan por tener un aroma corporativo. No hay nada que decir que nuestro sentido del olfato tiene un poderoso poder evocador que nos envía directamente a momentos con todo lujo de detalles.

Marcel Proust en En busca del tiempo perdido dedica unas cuantas páginas al poder evocador de unas madalenas que comió cuando era pequeño y que ha vuelto a probar.

El ser humano retiene diez mil aromas distintos. Un estudio de la universidad de Rockefeller (Nueva York) reveló en 1999 que el ser humano recuerda el 35% de lo que huele, frente al 5% de lo que ve, el 2% de lo que oye y el 1% de lo que toca. Además, la memoria puede retener hasta 10.000 aromas distintos, mientras que sólo reconoce 200 colores.

Hay una empresa que se dedica a crear aromas para cada marca. A de Aroma es la responsable en España de que estemos apestados cuando andamos por la ciudad.
Pans & Company, Rodilla y Dunkin´Donuts, Telefónica, Cinesa, AC Hoteles y Mango son clientes de esta empresa que elabora fragancias personalizadas para cada entidad, en función de los valores que la marca quiere reforzar, e implanta dispensadores de perfume en sus establecimientos.

El poder evocador del olfato ha sido aprovechado por las grandes marcas y a veces de forma invasiva. Pasas por delante de un Blanco y reconoces ese olor a putón. Recuerdo que antes olía a plasticorro y una amiga que trabajó allí me reconoció que no era causado por el calzado sino por una esencia que aplicaban en difusores. Paseas por delante del edificio de Telefónica y te llega un hedor comercial desde dentro del edificio mientras que unos azafatos guapos te regalan mierdas para que entres a ver qué mierdas te regalan.

Hay otro olor característico de un tipo de tiendas que son las grandes perfumerías. Todas huelen igual, a mezclurrio de colonias. No se si han sintetizado el olor del mix de colonias o el stock de sus estanterías logra que siempre huela igual, pero es otro de los olores identificables.

Los hospitales huelen a lejía, La Plaza Mayor a fritanga. Muchas salas huelen a La Movida, a alcohol fermentado debajo de todas las ranuras por las que derramó, que aunque por edad no se a lo que pudo oler los 80, puedo hacerme a la idea.

Joder, esta moda de los olores me está jodiendo la tocha.

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